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lunes, julio 11, 2005

ENTREVISTA A JAIME MARTÍN



De nuevo con una ilustración para la ocasión, la entrevista de esta semana recae sobre uno de los autores extraídos de la cantera de El Víbora y que actualmente sigue su propio camino con una perceptible evolución en su desarrollo gráfico pero que sigue contandonos asuntos barriobajeros sin perder de vista su particular y, a veces, cachonda percepción de la realidad. ¡Este es Jaime Martín en una de las más largas entrevistas que ha ofrecido este Blog!

Xastriño.- Bueno Jaime, la pregunta con la que siempre empiezo mis entrevistas: ¿Recuerda cuando y como se aficionó a los cómics?

Jaime Martín.- Tenía 14 años y compré a medias con un amigo del instituto mi primer Creepy (siempre me ha gustado el género de terror). Creo que era el nº 20 o 21 (portada de Boris Vallejo, de un guerrero con un par de lobos y un paisaje nevado). Es curioso que tenga la memoria hecha un churrasco carbonizado y recuerde este momento con absoluta lucidez, como si me hubiera pasado ayer. Entonces supe que me quería dedicar a hacer tebeos (hasta ese momento quería ser pintor o piloto de motocross).

X.- ¿Cuándo y como empezó a trabajar en el campo del cómic?

J.M.- A los 18 años. Dos tiras de humor en la revista Caníbal (debían ser una mierda pues cuando fui a entregar la tercera la revista había cerrado). A partir de ahí fue un no parar. Páginas, tiras y chistes para la revista semanal Bichos, luego Humor a Tope, Pulgarcito y de eso a El Víbora. En la época de Bichos iba de culo. De ser un mocoso en busca de un editor inconsciente que le publicara cualquier cosa pasé a trabajar para una revista semanal que me publicaba, en cada número, una historia de dos páginas, una tira y una página de chistes. Iba de culo. Recuerdo estar de excursión en el campo con mis amigos, fumando canutos y bebiendo a cara de perro, y andar tomando notas para los guiones que empezaría a dibujar al lunes siguiente. Por cierto, el editor inconsciente que me dio la oportunidad fue Josep Mª Beà.

X.- ¿Tiene alguna otra personalidad oculta aparte de ser autor de cómics?

J.M.- Las típicas a las que hemos recurrido muchos autores cuando empezó a decaer el cómic en nuestro país: hice storyboards, diseño gráfico, dirección artística de videojuegos porno y clases de color en la escuela Joso. De la época de los videojuegos porno debería escribir una historieta pues la recuerdo como la época más surrealista de mi vida.

X.- ¿Con que obra de cómic debutó?

J.M.- Si entendemos como “obra” un proyecto concreto pensado para su edición en forma de álbum te diría que es Sangre de barrio. En los años 80 lo que habían eran muchas revistas y pocos álbumes. Antes de Sangre de barrio estuve dibujando en revistas semanales y mensuales, infantiles y para adultos. Lo normal era publicar en una revista, lo excepcional era que te editaran un álbum. Ahora es al revés.

X.- ¿De entre sus obras, con cual de ellas se le cae más la baba? ¿Por qué?

J.M.- Con ninguna. Una vez publicadas no las vuelvo a mirar porque no hago más que torturarme con cosas que no me gustan cómo quedaron (y acabaría renegando de todas ellas).
Tal vez a Los primos del parque les guarde un cariño especial pues son historias que me recuerdan mi adolescencia. Sus guiones son bastante cazurros y desvergonzados pero es que a esa edad éramos un atajo de descerebrados. Gráficamente estoy plenamente satisfecho de Invisible, publicado por Edicions de Ponent. Me parece lo mejor que he hecho hasta ahora. Si continúo haciendo historietas disfrutaré siguiendo por ese camino.



X.- ¿Como surgió el proyecto de Invisible para la editorial de De Ponent? ¿De que trata?

J.M.- Me enrollaré como las abuelas: Una noche bajaba por el Paseo de Gracia con mi compañera, feliz y contento tras haber degustado unos platos de sushi. En una esquina de la calle poco iluminada, entre unos automóviles aparcados, noté una sombra y vi a un indigente en cuclillas, haciendo sus necesidades. Nos cruzamos las miradas durante unos segundos. El se subía los pantalones mientras con la expresión de su cara parecía pedir disculpas. Mi compañera ni se enteró, pero mientras continuaba mi camino no dejé de pensar en ello. Sentía que había invadido la intimidad de aquel hombre y encima trataba de disculparse por ello. No pude evitar de sentirme culpable, aún no se de qué, pero culpable y avergonzado. Supongo de de sentirme parte integrante de una sociedad donde o eres un "ente productivo" o un residuo en forma humana. El hecho es que, aunque parezca una cursilada, me sentí fatal y tuve que dibujar una historia. Cuando la acabé me gustó mucho el resultado y encima me sentí reconciliado conmigo mismo de modo que hice otra más. Fue así como me planteé hacer el libro. Acababa de tener un pequeño desacuerdo con La Cúpula i casualmente conocí a Paco Camarasa en el salón de A Coruña. Me preguntó en qué andaba liado, le expliqué, le gustó la idea y le ofrecí el proyecto. Ha sido un trabajo muy especial. Tuve absoluta libertad para todo: formato, número de páginas, diseño gráfico, experimentación... Una experiencia verdaderamente gratificante. Inicialmente quería hacer pequeñas historias de un indigente. Al final opté por usar al indigente, a modo de óptica distorsionada, para observar fragmentos de la vida en la ciudad. La óptica a través de la que observamos las historias es la del indigente pero puede coincidir con tu punto de vista si has conseguido apartarte un poco del rebaño y contemplar las cosas desde la objetividad que da un cierto alejamiento.

X.- Centrándonos ahora en una de sus obras más conocidas y con más éxito, Sangre de Barrio, ¿Recuerda como se le ocurrió la idea para la primera parte?

J.M.- Mi amigo Mario (uno de los personajes de Los Primos del Parque) había hecho la Formación Profesional en el colegio Pedraforca (el mismo que aparece en la historia). Siempre andaba contando las burradas que hacían en clase. Eran una auténtica panda de delincuentes juveniles que llegaron a meterle fuego a una de las aulas con un profesor dentro. Aquello era un filón que no podía desaprovechar. También recuerdo que por aquella época mis amigos y yo nos juntamos con un par de perlas de mucho cuidado (a uno de ellos le llamaban “Cepa”, de ahí el nombre de unos de los personajes). Durante una temporada nos adentramos en el fascinante mundo de los gárrulos y delincuentes juveniles, los trapicheos con chocolate en discotecas barriobajeras y otras lindezas. En fin, otra buena fuente de inspiración.



X.- ¿Sangre de Barrio tiene algo de autobiográfico? ¿Ha sido usted un chico malo?
J.M.- Tiene experiencias de amigos, de conocidos y alguna vivencia personal. Todo ello está cohesionado con una trama ficticia. Yo era/soy un angelito. Lo que pasa es que cuando nos juntábamos la pandilla formábamos un pequeño monstruo con personalidad propia. A los 16 años siempre se es un poco cabrón. Lo quieres probar todo, no tienes miedo a nada y las consecuencias de tus actos te dan un poco igual. Nada del otro mundo…

X.- Recientemente se ha publicado la tercera parte de Sangre de Barrio ¿Puede contarnos como se decidió a continuar con la serie y de que trata esta vez?

J.M.- A través de terceras personas conocí a un par de tipos que se dedican (dedicaban) al lucrativo negocio del narcotráfico a pequeña/mediana escala. Como, al mismo tiempo, tenía ganas de cerrar la serie aproveché estas historias para hacer Nunca Nada. Es el desenlace lógico de un personaje rebelde que se encuentra en el filo de la navaja, en el límite del bien y del mal. Sus opciones de futuro son agachar la cabeza y pasar por el tubo (opción que en mayor o menor medida seguimos la mayoría) o rebotarse y vivir sin acatar los dictámenes de la sociedad (lo que suele venir acompañado de problemas y tiene otro tipo de ataduras). Al final lo único que nos cura las penas es el amor y de eso no siempre se da uno cuenta a tiempo.

X.- ¿Con cual de las tres partes se queda?

J.M.- Con la primera, aunque la segunda parte también es muy especial para mí pues está inspirada en situaciones personales de alguien muy querido y que tuvo que soportar a un tipo como Lucas (el padrastro del protagonista).

X.- Ha sido con Sangre de Barrio que ha recibido el premio al autor revelación del 8º Saló del cómic de Barcelona ¿Qué le ha supuesto recibir este premio? ¿Qué sintió en aquel momento?

J.M.- Hace 16 años de aquello. Me siento ridículo hablando de la prehistoria. Supongo que mucha ilusión. Salí corriendo a decírselo a mi novia, que trabajaba en un restaurante justo enfrente del hotel donde se dieron los premios.

X.- ¿Puede contarnos un poco sobre los problemas que tuvo con la edición de La memoria oscura por parte de una editorial alemana?

J.M.- En La Cúpula me dijeron que una editorial alemana quería publicar La memoria oscura, que fuera preparando la portada. Cuando entregué la portada me dijeron que había problemas con una escena donde aparecían unos menores desnudos en el dormitorio de una señora también desnuda. Aquello parece que les turbaba sobremanera (en Europa se destapaban los primeros casos de pederastia) así que se echaron atrás. Sugerí modificar las viñetas conflictivas pero ni así.



X.- Una de sus obras más cachondas son Los primos del parque ¿Están basados en una banda real?

J.M.- Son mis amigos de toda la vida (bueno, somos más pero dibujar a más de cinco era un problema). La mayoría seguimos viviendo en el barrio. Ahora como somos unos treintañeros que nos acercamos peligrosamente a la cuarentena, un día de juerga va acompañado de un día de catalepsia, por eso hacemos menos el idiota. Para mí es muy gratificante salir a comprar el pan y encontrarme todavía a mis amigos de toda la vida. Algunos viviendo en pareja o solos, divorciados, con o sin niños, reconvertidos a la vida sana o fumando más canutos que con 16 años, pero es como si fuese ayer cuando pateábamos la ciudad a ritmo de heavy metal.

X.- ¿Qué proyectos tiene para el futuro? ¿Veremos alguna obra nueva?

J.M.- Hace tiempo decidí, en la medida de lo posible, hacer comics cuando me apetezca y sin imposiciones comerciales. Además me apetecería hacerlo para otros mercados donde la remuneración por el trabajo realizado sea realista (lo que cobramos aquí pertenece a mundos desconocidos). El hacer lo que te de la gana y para una editorial grande (y, por ejemplo, francesa) es poco menos que imposible. Aún así, en ello ando.

X.- En sus últimos libros se observa un trazo más deshilachado y suelto ¿Producto de su evolución como dibujante o impuesto al servicio de la historia?

J.M.- Es producto de mi evolución pues es algo que andaba buscando. Por otra parte, en mayor o menor medida, el dibujante de historieta trata de adaptar su estilo al tipo de historia que va a contar. Hay ciertos personajes en Invisible deformados hasta lo grotesco que no encajarían en otra historia.

X.- Por favor, recomiende a los lectores una obra de cómic y explique el porque de dicha recomendación

J.M.- Las siete vidas, de Josep Mª Beà. Es de las pocas cosas que puedo releer constantemente y nunca me canso. No sabría porqué recomendarla. Simplemente es una gran obra con la que uno se puede sentir identificado. Las historias de infancia o adolescencia siempre acaban atrapándonos, pero esta lo hace sin recursos facilones y en un contexto socio político interesante.

X.- ¿Cuál es el autor de cómic que más le hace tilín? ¿Por qué?

J.M.- Como dibujante Alex Toth, sin lugar a dudas. Es el historietista más elegante componiendo páginas. La acción fluye con una naturalidad y elegancia pasmosas. Todavía no he visto nada igual. Como autor me quedo con Beà. Es el guionista más interesante de cuantos he leído. Pueden pasar décadas, pero sus historias aguantan bien el paso del tiempo. Hay algo de fondo que corre por toda su obra que la diferencia del resto. Beà es un tipo inteligentísimo y con una memoria prodigiosa. Archiva en su cabeza todo lo que ve y cuando se decide a sacarlo lo transforma en algo prodigioso. Y encima es divertido. He llorado mucho de risa leyendo sus historias. Cuando iba al instituto tenía mi carpeta empapelada con dos páginas que saqué de Rambla. Cada vez que las volvía a leer me tronchaba. Incluso mi madre se leyó una historia de La esfera cúbica y nos amenazaba a mis hermanos y a mí con la famosa frase “te voy a limar la bola”.

X.- ¿Qué opinión tiene del panorama tebeístico actual en España? ¿Qué cree que haría falta para situarnos a la altura de Francia o EE.UU.?

J.M.- Puedo anhelar la situación de Francia o EE.UU. desde el punto de vista económico. Los autores están bastante mejor pagados que aquí. Las tiradas y ventas son mayores, buenas promociones, etc. Lo que no envidio en absoluto, como lector, son los contenidos de las grandes producciones editoriales. Tienen muy poco interés para mí. No sé que haría falta para situarnos a su altura. ¿Un milagro? ¿Una lobotomía? La verdad es que me importa un pito. No es que pretenda dar la impresión de estar de vuelta de todo, pero mis prioridades en la vida han cambiado. Sólo son tebeos. Hay cosas que me quitan más el sueño. Años atrás, muchos intentábamos comprender los entresijos del mercado, de cómo llegar al público, al editor, al éxito en definitiva. Nada de eso tiene sentido. No hay un modus operandi.



X.- ¿Puede explicarnos un poco sobre su proceso de trabajo y las técnicas que utiliza?

J.M.- Antes de Invisible andaba buscando un cambio de estilo en el dibujo. Probé a realizar todo el proceso usando técnicas informáticas y evitando que el resultado pareciese la típica ilustración infográfica de revista informática. Los dibujos quedaron bien y realicé unos pocos para El Periódico de Catalunya, con un estilo más asentado. El resultado me gustó mucho y cuando empecé Invisible me empleé a fondo en el proceso. Decidí que el único contacto con los medios naturales serían unos pequeños storys (DinA5) a lápiz sobre papel de folio. Luego escaneaba y, una vez en pantalla, entintaba directamente con la tableta gráfica. Después el color y listo. Los bocetos estaban muy poco definidos para forzarme a desdibujar bastante cuando “entintaba” digitalmente. Tanto para la parte de entintado como la de color usé Photoshop. Hace un año compré Painter 8 y ahora ando haciendo pruebas con él.

X.- ¿Cree que las nuevas técnicas informáticas aplicadas a la creación de cómics tienen una influencia positiva o negativa?

J.M.- Ni lo uno ni lo otro. Es una herramienta más y el resultado sólo depende de la habilidad del artista. Nadie se cuestiona si el uso del acrílico es bueno o malo para la historieta. Esto es lo mismo. Tan sólo es una herramienta más.

X.- Por último, esta es su ocasión de dirigir unas palabras a sus lectores ¿Tiene algo que decirles?

J.M.- Son sólo tebeos.

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