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viernes, mayo 27, 2005

A VECES CREO QUE ESTOY LOCA



Hace unas semanas comenté la que era mi historia corta preferida, Dibujar o no, de Alberto Breccia. Hoy comento otra, esta vez de Peter Bagge bajo el título de A veces creo que estoy loca que también entra en la categoría de mis preferidos por su alto impacto psicológico. Mucho, muchísimo antes de que Peter se rindiese al poder del mercado del cómic con la nueva etapa de Odio a color creaba unas historias mucho más oscuras y bizarras de lo que son ahora, con un siniestro blanco y negro a base de rayados y un profundísimo estudio psicológico de los personajes. A veces creo que estoy loca es uno de los mejores cómics de su primera época underground y sentara las bases del perfil psicológico de la entrañable Lisa de Odio.
En A veces creo que estoy loca nos aparece una mujer hablando de si misma acerca de sus dudas e inquietudes de su estado mental a través de sus escasas pero suficientes doce viñetas en las que la primera no podía empezar de manera más impactante con una descripción de un breve instante de locura que nos resulta extrañamente familiar. A partir de ahí irá contándonos sus desvaríos mentales con los que nos sentimos identificados, aunque no lleguemos a los extremos de esta chica. Es en este aspecto donde radica la genialidad de este cómic breve, expresado a través de una esquizofrénica verborrea que sorprende por su capacidad de hablar de muchas cosas al mismo tiempo sin perderse (a excepción de la segunda viñeta, cuya confusión es intencionada)
Una de mis delirios preferidas es aquella viñeta en la que se cansa de todo y finge ser una niña de nuevo metiéndose en la cama, viendo series infantiles y atiborrándose de comida. No obstante, las restantes tampoco desmerecen, sobre todo en aquellas de la lectura del libro o los ídolos de la chica. También retrata a los miembros de su familia con una sincera crueldad, a pesar de la cual, se siente culpable. Su viñeta final es de lo mejorcito, descúbranlo por su cuenta.
Su lectura y posteriores relecturas suponen un colocón cerebral que te hace plantear dudas sobre tu propia cordura. A fin de cuentas, como dijo alguien, la cordura no existe, solo distintos grados de locura. Quizás sea por ello de que estamos todos un poco locos por lo que nos sentimos tan identificados con la protagonista aunque nos empeñemos en reconocer lo contrario. Lo más sorprendente es que a pesar de estar creado en 1984, los años no pasan por esta historieta que destila auténtica sinceridad y mala baba y que supone un gran contraste con la etapa edulcorada de Odio.
Aparte estoy totalmente seguro que no habrá una sola viñeta en la que no os hayáis detenido con cierto susto o sorpresa por la cercanía a lo que estáis pasando por este momento.
Publicado en el Mundo Idiota nº 3 por Ediciones La Cúpula en 1997.

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